Diario del Búnker

viernes, 30 de marzo de 2018
30 de Marzo de 2018

No hablaba de un libro desde septiembre, porque tengo pocos de los que hablar en comparación a mis listas de juegos y series.
El libro de hoy no tiene mucha historia: Me lo recomendó una compañera de clase, y ya.

El problema principal del libro es que su punto más interesante está rodeado de peligrosos spoilers, pero voy a evitarlos por completo e intentar explicarme con la mayor claridad posible.
Además de eso, el libro es corto, así que esta entrada también lo será.


Sin spoilers, como siempre


Diario del Búnker es una novela de unas 300 páginas escrita por Kevin Brooks y ganadora del Carnegie Medieval 2014 como mejor novela juvenil.
Cuenta la historia de un chico secuestrado en un búnker, escrito en primera persona por él, a modo de diario.


La historia comienza con Linus, un joven de dieciséis años que comienza a escribir un diario al verse encerrado en un búnker tras ser engañado y secuestrado cerca de una estación, tras fugarse de casa.
No sabe nada sobre el secuestrador, al que nunca ha visto, ni sobre el lugar en el que se encuentra, que parece tratarse de un viejo búnker de la guerra. La única conexión con el mundo exterior es un ascensor que baja comida una vez al día.

Poco a poco, el ascensor va bajando a otras personas hasta llegar a llenar las seis habitaciones del búnker, pero ninguno de ellos sabe nada. Desde una niña pequeña hasta un drogadicto. Personas muy diferentes tienen que vivir juntos en un lugar cerrado, y sin saber ninguno de ellos nada sobre qué les va a pasar.
Esta tensión se mantiene a lo largo de la obra de forma más que notable. Los personajes la siente y a veces se acostumbran y conviven mejor, y otras veces pierden los nervios ante la situación. Desde la perspectiva de Linus, tampoco sabemos realmente quiénes son estas personas.

Toda esa interacción entre personajes e intriga se optimiza gracias a la narración en primera persona por parte de Linus, que cuenta la historia de una forma amena y adictiva.

Solo con eso, Diario del Búnker ya es una lectura amena, entretenida e interesante. Un libro que empuja a ser leído y que nos durará bastante poco, así que es un buen ejemplo de literatura juvenil, que en el peor de los casos no dejará indiferente en nada, aunque no llega a marcarse de forma considerable en la mente del lector.


Bueno... ahora voy a complicarme un poco más. Hay algo más en Diario del Búnker, aquello que lo convierte en un libro más especial y al mismo tiempo puede echar para atrás a muchos de los lectores más convencionales.
No puedo dar muchos detalles porque los momentos en los que lo que voy a contar se refuerza y se muestra con total claridad y de forma más interesante son obvios spoilers que no quiero hacer.
El caso es que estamos leyendo el diario de Linus, que está encerrado sin contacto con el exterior. Escribe el diario sin saber especialmente por qué, sin saber a quién está hablando y sin saber si algún día alguien lo leerá. El libro juega mucho con esa conexión entre el escritor, desconectado del mundo, y el lector, supuesto receptor del diario de Linus.
El resultado es una interacción muy interesante y una rotura de la cuarta pared poco común. Es cierto que el libro puede ser leído sin caer en este hecho, pero si el lector piensa en ello, llegará a conclusiones muy interesantes...
Y no digo más.

Así que el libro es entretenido como lectura juvenil que es. Personalmente, creo que es bastante probable que caiga en el olvido para el lector, pero también que seguramente este lo lea rápido y sin dejar de entretenerse ni un solo segundo.
¿Lo recomiendo? Según el tipo de lector, así que espero que con lo que he dicho, cualquiera que lea esta entrada sepa si es un libro que quiere leer o no.

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